Si os digo Hokkaido (
http://es.wikipedia.org/wiki/Hokkaido), ¿cómo os quedáis?. Seguramente ni frío ni calor. Ahora bien, si digo Sapporo (
http://es.wikipedia.org/wiki/Sapporo), seguro que os suene algo más. Si, es en esta ciudad donde hace tiempo se celebraron unos juegos olímpicos de invierno. Pues bien Sapporo es la capital de Hokkaido la isla más al norte de Japón prácticamente pegando con Rusia. Se trata de una región volcánica en su mayor parte por eso tiene gran cantidad de montañas que en un principio fueron volcanes. Caracterizada por ser una área fría es famosa por la gran cantidad de pistas de esquí que tiene y que suelen disfrutar los japos habitualmente.
En esta ocasión fue allí donde se dirigió nuestra expedición. Al contrario que en otras ocasiones a este viaje sólo fuimos 3 personas, Dani, Alex y yo. Surgió un poco de improviso, vimos unos vuelos baratos, un hotel que estaba bien y nos liamos la manta a la cabeza. Sinceramente en Hokkaido no hay mucho que ver pero la experiencia mereció la pena porque nos lo pasamos realmente bien. Más que un viaje de turismo fue un viaje gastronómico, cuyo lema era “Un día un kilo”.
Las aventura empezó bien desde el principio. Debido a que se trataban de billetes muy baratos teníamos que estar en el aeropuerto de Haneda a eso de las 6 de la mañana para coger nuestro avión el Sábado por la mañana lo que suponía salir de casa muy temprano y en alguno de los casos, ni si quiera poder llegar porque los primeros trenes salían mas tarde de la hora del vuelo. Así que, decidimos ir al aeropuerto y pasar allí la noche del Viernes al Sábado. Allí nos presentamos cenamos algo y a dormir en unos sofás especialmente habilitados para las personas que cogían los primeros vuelos de la mañana.

DÍA 1
A la mañana siguiente cogimos el vuelo y rumbo a Sapporo.una vez allí dejamos las cosas en el hotel e hicimos la primera incursión seria en la ciudad. Sapporo es una ciudad que no se caracteriza por ser bonita exactamente. Es una ciudad hecha a semejanza de las ciudades americanas; grandes avenidas rectas, muchos cruces y edificios coloniales. Como por ejemplo la casa del gobernador nuestra primera parada.



Mas adelante nos esperaba también el jardín botánico que para nuestra suerte estaba cerrado por motivos desconocidos así que nos tuvimos que conformar con una visita al invernadero. Donde contemplamos el apasionante mundo de las plantas de hoja perenne no sin antes ver un poco la ciudad. Woooooooow.




Después de esto llegó la parte interesante donde íbamos a visitar quizá la atracción mas importante de Sapporo, su fábrica de cerveza. En Japón hay dos principales productores de cerveza por un la Asahi y por otro lado el grupo Sapporo Ebisu. Así que era una parada obligatoria.

Se trataba de un museo donde explicaban detalladamente como se producía la cerveza, como copiaron el método a los alemanes, etc,etc,etc. Así que nosotros del cultivo de la cerveza sabíamos mucho fuimos directamente al final de la visita, la cata de cervezas. Allí nos plantamos con nuestras 3 cervezas por 2 euros de distintos tipos y nuestra bolsita de crackers y queso para degustar mejor.


La verdad es que hubo opiniones para todo pero para mi la mejor la cerveza morena, por su intensidad por su sabor, por su fuerza,... las otras eran como agua. De hecho a Dani y a Alex les gustaba más la cerveza más suave. Serán nenas.

De allí salimos con nuestro puntito correspondiente hacía el restaurante de la fábrica. Una antigua planta de producción acondicionada como restaurante. Allí comimos cordero a la plancha como unos campeones. En esta ocasión se trataba de barra libre de cordero durante dos horas. Os podéis imaginar la tesitura. No me quedó mas remedio después de la cerveza que ponerme ciego de cordero, que por cierto, hacía muchísimo tiempo que no comía.



Una vez terminada la comilona nos fuimos directamente a seguir visitando la ciudad. Un parque por aquí, una Torre Eiffiel por allá...vamos nada interesante.


Hasta que llegó el segundo check point de nuestra ruta culinaria, la fabrica de chocolates. Bueno no os podría decir cuantas galletas de chocolate me comí después de que estuviéramos en la fábrica. Era como adictivo.
Llegamos allí nos dan las entradas y de regalo una galletita de chocolate para probar. Total que llego yo, con todo mi cuerpo y me la como. Joder como estaba la galleta, no me quedó más remedio que comprar una caja a la salida. Que textura, que sabor, que suavidad...bueno que me lío.

La fábrica estaba bien, vimos como hacían a las criaturas, como fuimos los españoles los que trajimos el chocolate a Europa, como eramos un imperio y ahora no somos nada...bueno que me lío otra vez.

Tras todo esto salimos a una especie de parque temático a la salida de la fábrica y allí sentaditos como unos campeones nos comimos nuestras galleta y un refresco de chocolate blanco y con leche que estaba de nuevo que te mueres. Fue en ese momento cuando empezó unas especie de Cortilandia donde los muñecos hablaban y se movían.

Nos lo pasamos como niños...bueno unos mejor que otros porque quiero recordar un incidente en el que Alex le pegó un caderazo al suelo estrepitosamente. Pero es otra historia.

Tras comprar otra caja de galletas nos dirigimos al hotel a descansar que el día siguiente iba a ser duro. Pero antes esta señal de tráfico, que alguien me la explique por favor. Osea que está prohibido dar cambiar de sentido de 7-22 luego ya cada uno que haga lo que quiera.


Nos esperaba el lago Toya-ko y su volcán.